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 I. Antecedentes de infección por SARS-CoV-2/COVID-19

Variantes SARS-CoV-2/COVID-19

Los virus, en especial los virus de ARN, introducen cambios al azar en su genoma los cuales en algunos casos mejoran su capacidad de transmisión y garantizan su continuidad1. Sin embargo, la mayoría de estas mutaciones se pierden como resultado del proceso de selección natural2. Conforme un virus se transmite entre los individuos, algunas de éstas mutaciones se van volviendo permamentes y se transmiten a las nuevas generaciones del virus1,3,4. La considerable capa­cidad de los virus para adaptarse a nuevos huéspedes está determinada por la introducción de varias mutaciones en un corto período de tiempo que pueden establecerse y definir la aparición de una variante1,5. La diversidad genética viral está dada por múltiples procesos dependientes del virus y del huésped y las tasas de mutación viral pueden evolucionar en respuesta a presiones selectivas específicas6. Hoy en día es posible detectar esos cambios en el genoma del virus hacien­do secuenciación genética que permita identificar las muta­ciones y correlacionarlas con características de transmisión o cambios en la severidad de la enfermedad durante la infec­ción, definiendo así la aparición de lo que se conocen como variantes o linajes, que deben ser identificados y seguidos por una estrategia de vigilancia genómica7. Un compendio de mutaciones que se fijan en la estructuración de un linaje da como resultado la formación de una nueva variante2,3,8–10.

Los virus de ARN existen como cuasiespecies que contienen muchas variantes dentro de sus poblaciones debido a la na­turaleza propensa a errores de las ARN polimerasas virales dependientes de ARN3. Las cuasiespecies no son una simple colección de variantes individuales1,8,11–13. Las interacciones in­ternas entre variantes proporcionan a las cuasiespecies una ca­pacidad de evolución única: interacciones internas presuponen la transmisión eficaz de múltiples genomas a la misma célula14.


El virus SARS-CoV-2 ocupa actualmente un excelente nicho evolutivo como lo demuestra su capacidad para sostener una pandemia global con múltiples evoluciones que han garan­tizado su amplia trasmisibilidad15. La mayor parte de las mu­taciones no proporcionan una ventaja al virus y desaparecen frecuentemente por la selección natural: la evolución reem­plaza una variante con otra y suelen ser muy susceptibles al recambio16. No obstante, el virus causante de la COVID-19 ha adquirido una perspectiva evolutiva impredecible17. La in­quietud estriba en el potencial de las variantes para propor­cionar al virus algunas ventajas como una mayor transmisi­bilidad o la capacidad de evadir al sistema inmune18. Cientos de variantes de SARS-CoV-2 han sido identificadas en los úl­timos meses, no obstante, son cuatro las variantes, que hasta Marzo de 2021, han suscitado preocupaciones especiales19.


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